La depresión.

La depresión es una alteración del estado de ánimo que suele cursar con síntomas de tipo cognitivo, afectando mayoritariamente la capacidad atencional y la memoria. Debido al solapamiento que en ocasiones se produce entre depresión y demencia, el diagnóstico diferencial entre ambas patologías puede resultar difícil.

Es posible que muchas personas con demencia no sean capaces de expresar que están deprimidas pero, en un gran número de ocasiones, observar el comportamiento de nuestro familiar nos informa de cómo se encuentra a nivel anímico. Si sospecha que su familiar con demencia está deprimido, es importante informar a su médico.

Tratamiento

El tratamiento más común para la depresión en la enfermedad de Alzheimer consiste en una combinación de tratamientos farmacológicos, asesoramiento y reconexión gradual a las actividades y personas que aportan bienestar a la persona. Obtener el tratamiento adecuado para la depresión puede mejorar significativamente la calidad de vida.

Si nuestro familiar sufre síntomas depresivos asociados a su problema de memoria, hay algunas recomendaciones que pueden ayudarnos a motivarle y estimular su actividad.

Entre las recomendaciones destacan: poder hacer una lista de actividades, personas o lugares que la persona disfruta y programar esas actividades con más frecuencia. Programar una rutina diaria predecible y aprovechar el mejor momento del día de la persona para realizar las tareas más difíciles también es útil.

Si la persona puede participar y contribuir en las tareas diarias, esto contribuye a su bienestar y reduce la aparición de síntomas depresivos. Recibir ayuda de los nuestros y poder celebrar ocasiones y pequeños éxitos suele ser beneficioso.

Recomendaciones:

• Actividades de disfrute.
• Lugares donde se sienta a gusto.
• Personas que le generen bienestar.
• Programación de rutinas.
• Incluirlo en tareas diarias.
• Celebrar pequeños éxitos.