Los problemas de conducta

La apatía: falta de entusiasmo.

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En las demencias, la apatía es un síntoma frecuente. Particularmente en la enfermedad de Alzheimer, según avanza el deterioro, la apatía puede ir agravándose, dificultando de forma significativa la rutina diaria de la persona.

La apatía se define como un estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo que comporta indiferencia ante cualquier estímulo externo. Se caracteriza por la pérdida de interés por los demás, por uno mismo y por el entorno. La persona apática suele tener poco interés en llevar a cabo actividades, le falta la motivación para empezar nuevas tareas o actividades, presenta dificultad para involucrarse en una conversación y se muestra indiferente de manera habitual.

Diferencia entre apatía y depresión

La apatía puede ser un síntoma de la depresión, pero es importante diferenciarlas. En la apatía, hay una pérdida de la respuesta emocional: nada atrae su atención. En la depresión, la persona puede parecer apática porque no muestra interés ni iniciativa, pero además existe tristeza, pesimismo, desesperanza y sentimientos de culpabilidad. Todos estos síntomas no estarán presentes en una persona que solo tiene apatía.

Recomendaciones

Si nuestro familiar sufre apatía, hay algunas recomendaciones que pueden ayudarnos a motivarle y estimular su actividad:

  • Animarle a participar en actividades placenteras. Si conoce alguna actividad que le resultaba agradable anteriormente y sea fácil de realizar, puede ayudarle a iniciarla y dejar que continúe. No hay que olvidar que no saldrá de él hacer algo, por lo que se deben proponer cosas e incluso guiarle al comienzo de la actividad (pero sin forzar).
  • Evitar hacer comentarios continuos sobre su falta de actividad y criticarle por su pérdida de interés e iniciativa.
  • Si empieza una tarea y no la termina, no criticarle.
  • Felicitarle por lo que ha hecho e incluso simplemente por intentarlo.
  • Pedir su colaboración en algunas tareas pero sin llegar a ponerle nervioso. El nivel de exigencia debe empezar siendo muy bajo e ir aumentando poco a poco hasta llegar al nivel de actividad que tolere mejor.
  • No juzgarle por su falta de afecto, por su despreocupación ante los problemas, etc. La persona no tiene la culpa, es la enfermedad la que le impide ser como antes.

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