Función ejecutiva: dificultades para tomar decisiones.

Las funciones ejecutivas se pueden definir como el conjunto de capacidades cognitivas necesarias para controlar y autorregular la propia conducta. Son las que nos permiten establecer, mantener, supervisar, corregir y alcanzar un plan de acción dirigido a una meta. Podríamos decir que es como el director de la orquesta, ya que dirige y supervisa al resto del cerebro.

Las funciones ejecutivas están implicadas en la mayoría de actividades que requieren organización, planificación, resolución de problemas, toma de decisiones o manipulación de datos, por lo que se emplean para cocinar, planificar un fin de semana fuera, tomar una decisión rápida ante un imprevisto, organizar los recados del día a día y adaptarse a cambios inesperados, por ejemplo encontrarnos una calle cortada y generamos alternativas de manera eficiente.

Cuando hay alteraciones en las funciones ejecutivas, la persona puede presentar anosognosia (falta de conciencia del propio déficit), abulia (falta de iniciativa), dificultad para secuenciar acciones, problemas para gestionar el comportamiento y las emociones, rigidez cognitiva y falta de flexibilidad, desinhibición, dificultad para la planificación y la toma de decisiones.

Además, también puede alterar la correcta regulación de las otras funciones cognitivas comentadas anteriormente. Todo esto provoca una conducta desorganizada, poco adaptada al medio, con cambios de personalidad y del estado de ánimo.

Dentro de las funciones ejecutivas, encontramos diferentes procesos:

• La memoria de trabajo es la capacidad para almacenar temporalmente información y procesarla. Se trata de un “espacio” en el que la información que nos interesa estará disponible para manipularla y transformarla durante un periodo específico de tiempo, por ejemplo cuando nos dicen un número de teléfono y lo repetimos hasta que lo anotamos en un papel.
• La planificación es la capacidad de generar objetivos y desarrollar planes de acción, eligiendo el más adecuado en base a la anticipación de consecuencias.
• El razonamiento es la facultad que nos permite resolver problemas de manera consciente.
• La flexibilidad es la habilidad que nos permite adaptarnos a una situación donde las circunstancias han cambiado y hay que realizar cambios en algo que ya estaba previamente planeado.
• La inhibición es la capacidad de ignorar los impulsos o la información irrelevante cuando estamos realizando una tarea.
• La toma de decisiones es el proceso de realizar una elección entre varias alternativas, considerando los resultados y las consecuencias de todas las opciones.